Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy . ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: «Rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo». El que habita en el cielo sonríe, el Señor se burla de ellos. Luego les habla con ira, los espanta con su cólera: «Yo mismo he establecido a mi Rey en Sion, mi monte santo». Voy a proclamar el decreto del Señor: «Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy. Pídemelo: te daré en herencia las naciones; en posesión, los confines de la tierra: los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza». Ahora, reyes, sed sensatos: escarmentad, los que regís la tierra. Servid al Señor con temor, rendidle homenaje temblando; aprended la enseñanza, no sea que se irrite y vayáis a la ruina, porque se inflama de pronto su ira. ¡Dichosos los que se refugian en él! Este salmo es poco leído y aún menos conocido. Su contenido, tan