1 Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; 2 en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. 3 Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión». 4 ¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! 5 Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha; 6 que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías. 7 A los idumeos, Señor, tenles en cuenta el día de Jerusalén, cuando decían: «¡Desnudadla, desnudadla hasta los cimientos!». 8 ¡Capital de Babilonia, destructora, dichoso quien te devuelva el mal que nos has hecho! 9 ¡Dichoso quien agarre y estrelle a tus hijos contra la peña! . . . Este salmo fue escrito en los tiempos en que los israelitas, destruido su reino, su ciudad y su templo, vivían exiliados en Babilonia. Sentados junto a los ríos de la opulenta ciudad extra