El Señor reina, tiemblen las naciones; sentado sobre querubines, vacile la tierra. El Señor es grande en Sión, encumbrado sobre todos los pueblos. Reconozcan tu nombre, grande y terrible: ¡Él es santo! El rey poderoso ama la justicia, tú has establecido la rectitud; tú administras en Jacob la justicia y el derecho. Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies: ¡Él es santo! Moisés y Aarón con sus sacerdotes, Samuel con los que invocan su nombre, invocaban al Señor, y él respondía. Dios les hablaba desde la columna de nube; oyeron sus mandatos y la ley que les dio. Señor, Dios nuestro, tú les respondías, tú eras para ellos un Dios de perdón, un Dios que castiga sus maldades. Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante su monte santo: ¡Santo es el Señor, nuestro Dios! . . . Otro salmo regio que encumbra a Dios como rey del universo . A diferencia de los dioses de otros pueblos, el Dios de Israel no sólo domina los elementos de