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Mostrando entradas de septiembre 4, 2024

Salmo 141 (140)

1Salmo de David. Señor, te estoy llamando, ven de prisa, escucha mi voz cuando te llamo.  2 Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.  3 Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta de mis labios;  4 no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, a cometer crímenes y delitos; ni que con los hombres malvados participe en banquetes. 5 Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda, pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza; yo seguiré rezando en sus desgracias.  6 Cuando caigan en las duras manos de sus jueces, escucharán mis palabras amables;  7 como una piedra de molino, rota por tierra, queden esparcidos sus huesos a la boca de la tumba.  8 Señor Dios, mis ojos están vueltos a ti, en ti me refugio, no me dejes indefenso;  9 guárdame del lazo que me han tendido, de la trampa de los malhechores.  10 Caigan los malvados en sus redes, mientras que yo escapo ileso. . . .  Si tuviéramos que reco