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Mostrando entradas de mayo 23, 2024

Salmo 70 (69)

Al Director. De David . En conmemoración.   Dios mío, ven en mi auxilio;  Señor, date prisa en socorrerme.   Sufran una derrota ignominiosa los que me persiguen a muerte;  vuelvan la espalda afrentados los que traman mi daño.   Retírense avergonzados los que se ríen de mí.  A légrense y gocen contigo todos los que te buscan;  y digan siempre: «Dios es grande», los que desean tu salvación. Yo soy pobre y desgraciado: oh Dios, socórreme,  que tú eres mi auxilio y mi liberación. ¡Señor, no tardes! . . .  Señor, ¡no tardes! Cuando nos sentimos en aprietos y sabemos que alguien nos quiere hacer daño, cuando el mal nos acosa, tenemos varias opciones: resistir, desesperarnos o atacar. El salmista siempre nos ofrece una vía diferente: confiar en Dios . Pero no es una confianza ciega ni resignada. Nadie confía en alguien que no conoce, o del que no tiene pruebas de que merece confianza. Una oración es una flecha lanzada al cielo: siempre hay la esperanza de que llegue a diana. Y el c