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Mostrando entradas de marzo 18, 2024

Salmo 18

Del siervo del Señor, David, que dirigió al Señor las palabras de esta canción, cuando el Señor lo libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi liberador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido.   Cuántas veces se ha acusado al cristianismo de ser una religión de débiles, un consuelo barato, un remedio para someter a los espíritus inseguros, cargándoles de miedo y de culpa. Ciertamente, para los creyentes, la fe en Dios es un consuelo, una fuente de fortaleza y de energía que nos anima en las horas más bajas. Pero los versos de este salmo no reflejan miedo ni estrechez de corazón. Al contrario, exultan de aleg