Salmo de David Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? Esta frase tiene como telón de fondo la peregrinación de Israel en el desierto y su alianza con Dios, sellada mediante el cumplimiento de la Ley. El templo era móvil: una tienda, rodeada por un espacio donde se ofrecían los sacrificios. Allí moraba el Señor. Hospedarse en la tienda de Dios es entrar en su casa, alojarse en su corazón . La pregunta, ¿quién puede hospedarse ahí?, expresa el deseo de vivir en su presencia y gozar de su protección y amor. Entre los antiguos israelitas no todos podían acceder al recinto sagrado donde habitaba