De David Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor , dichoso el que se acoge a él. Todos sus santos, temed al Señor , porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. El Señor se enfrenta a los malhechores para borrar de la tierra su memoria. Cuando el afligi