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Mostrando entradas de mayo 24, 2024

Salmo 71 (70)

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre.  Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,  inclina a mí tu oído y sálvame.   Sé tú mi roca de refugio,  el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa,  del puño criminal y violento.   Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti,  en el seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti. Muchos me miraban como a un milagro, porque tú eres mi fuerte refugio.   L lena estaba mi boca de tu alabanza  y de tu gloria todo el día.   No me rechaces ahora en la vejez;  me van faltando las fuerzas, no me abandones.   Porque mis enemigos hablan de mí, los que acechan mi vida celebran consejo;   dicen: «Dios lo ha abandonado;  perseguidlo, agarradlo, que nadie lo defiende».   Dios mío, no te quedes a distancia;  Dios mío, ven aprisa a socorrerme.  Que fracasen y se pierdan los que atentan contra mi vi