Al Director. «Los lirios del testimonio». Epigrama de David. Para enseñar. Cuando combatió con Aram Nejaráin y con Aram Soba. Cuando volvió Joab y derrotó a doce mil de Edom en el valle de la Sal. Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas; estabas airado, pero restáuranos. Has sacudido y agrietado el país: repara sus grietas, que se desmorona. Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo, dándole a beber un vino de vértigo. Diste la señal de desbandada a los que te temen, haciéndolos huir de los arcos. (Pausa) Para que se salven tus predilectos, que tu mano salvadora nos responda. Dios habló en su santuario: «Triunfante ocuparé Siquem, parcelaré el valle de Sucot; mío es Galaad, mío Manasés, Efraím es yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro; Moab, una jofaina para lavarme; sobre Edom echo mi sandalia, sobre Filistea canto victoria». Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte, quién me conducirá a Edom, si tú, oh Dios, nos has rechazado y no sales ya con