Poema de Asaf. Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; inclina el oído a las palabras de mi boca: que voy a abrir mi boca a las sentencias, para que broten los enigmas del pasado. L o que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó; porque él estableció una norma para Jacob, dio una ley a Israel. Él mandó a nuestros padres que lo enseñaran a sus hijos, p ara que lo supiera la generación siguiente, los hijos que nacieran después. Q ue surjan y lo cuenten a sus hijos, para que pongan en Dios su confianza y no olviden las acciones de Dios, sino que guarden sus mandamientos; para que no imiten a sus padres, generación rebelde y pertinaz; generación de corazón inconstante, de espíritu infiel a Dios. ... Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. Y el homb