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Mostrando entradas de junio 23, 2024

Salmo 95 (94)

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca  que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándole con cantos. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis su voz: No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me asqueó,  y dije: «Es un pueblo de corazón extraviado,  que no reconoce mi camino;   por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso». . . . Qué fácil es creer en Dios cuando las cosas van bien, cuando la vida nos sonríe y todo parece marchar sobre ruedas. En cambio, cuando nos abruman los problemas y nos sentimos acosados por todas partes, la fe flaquea y es entonces cuando clamamos: ¿Dónde está Dios? Este clamor es lo que el salmo llama poner a prueba a Dios