Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados. Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel. Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia sobre la tierra; que hace brotar hierba en los montes para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan. No aprecia el vigor de los cabellos, no estima los jarretes del hombre; el Señor aprecia a los que lo temen, que confían en su misericordia. ... Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sion. Que ha reforzado los cerrojos de