1 Canción de las subidas. De Salomón . Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. 2 Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! 3 La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: 4 son saetas en manos de un guerrero los hijos de la juventud. 5 Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. . . . Qué lección nos da este salmo. Por mucho que trabajemos y nos esforcemos, si el Señor no está con nosotros, actuando por nuestras manos, de nada servirá cuanto hagamos. Alguien podría argumentar: este salmo llama a la pereza y a la credulidad. Como Dios me da el pan, ¿para qué trabajar y afanarme? Hay que entender el texto. No es que los antiguos judíos rechazaran el trabajo y el esfuerzo, ¡pocos puebl