1Canción de las subidas. De David . Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos. 2 Es ungüento precioso en la cabeza, que va bajando por la barba, que baja por la barba de Aarón, hasta la franja de su ornamento. 3 Es rocío del Hermón, que va bajando sobre el monte Sión. Porque allí manda el Señor la bendición: la vida para siempre. . . . Este breve cantar es una joya: con imágenes muy sensoriales, bellas y placenteras, nos habla del gozo de la hermandad. Todos lo sabemos, ¡qué a gusto nos encontramos entre amigos, entre hermanos, entre familiares, cuando entre nosotros reina la concordia! Qué dulce, qué grato es sentir el fuego de la amistad, el calor de un hogar, la compañía de los seres queridos. El salmo 133 nos recuerda que las experiencias más hermosas, las que dejan huella, no las vivimos solos. La convivencia nos transforma y nos renueva. La experiencia de Dios también se vive en comunidad. El ungüento que baja desde la cabeza hasta la barba nos