Poema de David. Cuando Doeg, el edomita, comunicó a Saúl: «David se ha ido a la casa de Ajimélec». ¿Por qué te glorías de la maldad y te haces fuerte en el delito? Estás todo el día maquinando injusticias, tu lengua es navaja afilada, autor de fraudes; prefieres el mal al bien, la mentira a la honradez; prefieres las palabras corrosivas, lengua embustera. Pues Dios te destruirá para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces del suelo vital. Lo verán los justos, y temerán, y se reirán de él: «Mirad al valiente que no puso en Dios su apoyo, confió en sus muchas riquezas, se insolentó en sus crímenes». Pero yo, como verde olivo, en la casa de Dios, confío en la misericordia de Dios por siempre jamás. Te daré siempre gracias porque has actuado; proclamaré delante de tus fieles: «Tu nombre es bueno». . . . Este es otro salmo inspirado en un episodio de la vida del rey David . Lo podemos leer en 1 Samuel 21 y 22: David está huyendo de