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Mostrando entradas de marzo 4, 2024

Salmo 4

Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.   Este salmo es una preciosa oración para abrir el espíritu y dejar que la paz, la paz de Dios , la única que es auténtica, nos vaya invadiendo, poco a poco, y calme nuestras tormentas interiores. El salmo habla de sentimientos y situaciones muy humanas: ese aprieto que atenaza nuestro corazón cuando estamos en dificultades o sufrimos carencias; esa falta de luz cuando parece que Dios está ausente y el mundo se nos cae encima. Los problemas nos abruman y podemos tener la sensación, muy a menudo, de que vivimos abandonados y aplastados bajo un peso enorme. Dios da anchura, Dios alivia, Dios arroja lu