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Los 150 salmos de la Biblia

En el Antiguo Testamento encontramos 150 salmos. Son auténticas oraciones cantadas, expresión de la poesía del antiguo Israel.

De los salmos podemos destacar cinco aspectos:

1.     Fueron compuestos para ser cantados, muchos de ellos incluyen indicaciones al director de coro, como el instrumento con el que se han de tocar, o el ritmo o tonalidad que deben seguir.

2.     Formaban parte de la liturgia del templo de Jerusalén. El canto era importantísimo, había sacerdotes dedicados exclusivamente a la música y al coro, como leemos en el libro segundo de los Reyes y en Crónicas.

3.     Se atribuyen al rey David, pero en realidad fueron compuestos por varios autores, o grupos de autores. En el inicio de algunos salmos podemos leer: salmo de David, salmo de los hijos de Asaf, salmo de los hijos de Coré. Algunos salmos puntuales se atribuyen a Heman, Etán y Salomón.

4.     Son expresiones muy genuinas del sentir humano y en ellos se recoge toda una gama de pasiones y sentimientos, incluidos la ira, la desesperación, el ansia de venganza, el dolor, la soledad. Y, en contraste, una alegría desbordante, la admiración, la veneración ante el misterio, la confianza, el afecto y el amor que desea al amado.

5.     Por tanto, no todos los salmos no son poesías perfectas ni deliciosas, sino oraciones dirigidas a Dios de forma muy sincera y directa. Algunos no son nada “políticamente correctos”; son humanos, sin más. Podemos reconocernos en ellos, según las diferentes situaciones que estemos atravesando.


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