Ir al contenido principal

Salmo 53 (52)


Para el maestro de coro. Poema de David

Dice el necio para sí: «No hay Dios».

Se han corrompido cometiendo execraciones, no hay quien obre bien. Dios observa desde el cielo a los hijos de Adán, para ver si hay alguno sensato que busque a Dios. Todos se extravían igualmente obstinados; no hay uno que obre bien, ni uno solo. 

Pero ¿no aprenderán los malhechores que devoran a mi pueblo como pan y no invocan a Dios? Pues temblarán de espanto allí donde no había razón para temer, porque Dios esparce los huesos del agresor, y serán derrotados, porque Dios los rechaza. 

¡Ojalá venga desde Sión la salvación de Israel! Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, se alegrará Jacob y gozará Israel.

. . .

No hay Dios. Esta afirmación palpita desde hace siglos en el mundo moderno. Parece que el hombre, aupado en su saber y en el progreso material, ya no necesita apoyo alguno. La religión es una ficción innecesaria. El ser humano ha substituido a Dios. Tú eres dios, afirman muchos, hoy. El sueño de Adán tentado se ha cumplido.

Pero el salmista no duda en calificar al que niega a Dios: es un necio. Así de claro. Dios observa a los hijos de Adán para ver si hay alguno sensato que busque a Dios. Creer en Dios y confiar en él no es tontería, ni signo de ingenuidad o ignorancia, sino sensatez y sabiduría.

Dios, para los antiguos, era el gran defensor del pueblo. Y una señal de su poder y de su actuación era que la nación pudiera superar todas las dificultades y vencer a sus enemigos. El reino de Israel tuvo una duración breve. Poderoso durante un tiempo, acabó dividiéndose en dos y sucumbiendo ante las grandes potencias orientales: Asiria y después Babilonia. Pero el pequeño reino de Judá, durante unos años, resistió el envite asirio. En tiempos de Senaquerib, Jerusalén estuvo sitiada, a punto de ser conquistada. Por un extraño giro de los acontecimientos, el invasor retiró sus tropas y regresó a su país. Para los judíos fue una señal de intervención divina: Yahvé los había salvado ante los orgullosos asirios, que ignoraban a Dios y se creían los amos del mundo. Este es el trasfondo histórico del salmo.

Hoy día, podemos leerlo en claves más vitales. Rechazar a Dios es una derrota y nos quita vida. Vivir de espaldas a él nos quitará luz, fuerza y alegría. Si estamos enfermos, de cuerpo o de espíritu, su presencia nos puede sanar. O nos ayudará a dar sentido al dolor, para hacernos crecer y salir de la prueba fortalecidos. De Sión, la colina del templo, su casa, viene la salvación. Todos somos Israel. Y la Iglesia, la comunidad, es nuestra Sión.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Salmo 1

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza  en el Señor. Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,  ni entra por la senda de los pecadores,  ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde de la acequia:  da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;  y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos,  pero el camino de los impíos acaba mal. El primero de todos los salmos expresa un deseo íntimo del ser humano: el anhelo de felicidad.  El profeta Jeremías (Jr 17, 5-8) nos habla de dos tipos de persona: la que sólo confía en sí misma, en su fuerza y en su riqueza, y la que confía en Dios. El que deposita su fe en las cosas materiales o en sí mismo es como cardo en el desierto; el que confía en Dios es árbol bien arraig...

Salmo 150

  Aleluya. Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento;  2 alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza.  3 Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras;  4 alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas;  5 alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. 6 Todo ser que alienta alabe al Señor. ¡Aleluya! . . . ¡Salmo final! Con redobles, arpas, cítaras y un aleluya que llega hasta las puertas del cielo. Se dice que la última palabra es la definitiva, la conclusiva, la más importante. Las últimas palabras de un hombre antes de morir, la última palabra de un discurso, de una canción, de un poema. El broche de oro. Las últimas palabras del salmo son de alabanza. Hay santos que dicen que la única oración que, en realidad, deberíamos pronunciar, es la alabanza. Hay teólogos que afirman que toda forma de oración, en el fondo, es una alabanza. La liturgia pasc...

Salmo 5

Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, haz caso de mis gritos de auxilio, Rey mío y Dios mío. ¡A ti te suplico, Señor! Por la mañana escuchas mi voz,  por la mañana expongo mi causa y quedo a la espera. Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni es tu huésped el malvado;  no resiste el arrogante tu presencia. Detestas a los malhechores, acabas con los mentirosos; al hombre sanguinario y al traicionero los aborrece el Señor. Pero yo, por tu gran bondad, me atrevo a entrar en tu Casa,  a postrarme en tu santo Templo, lleno de respeto hacia ti. Guíame, Señor, con tu justicia, responde a mis adversarios,  allana el camino a mi paso. Castígalos, oh Dios, haz que fracasen sus planes; Expúlsalos por sus muchos crímenes, porque se han rebelado contra ti. Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno; Protégelos, que se llenen de gozo los que aman tu nombre. Tú bendices al inocente, Señor, y como un escudo lo rodea tu favor....